Te fuiste sin decir a dónde, me culpaste sin decir por qué, me heriste sin razón y a todo esto nada te importó.
¿Fue mi culpa? Muchas veces me di la razón, yo lo dañé y por eso ahora me toca perder. Cometí un error y ahora por eso tengo dolor.
Hoy me desperté y una carta tuya encontré, no la quise leer y por eso la, bote, me sentí tan bien que la felicidad no la quise perder.
Por fin te solté y culpa mía, nada fue, me costó mucho entender y por fin aprendí a quererme otra vez.