El pozo de los deseos
En uno de mis largos paseos
pensé en el pozo de los deseos
me palpé el exiguo monedero
por saber si tenía algún dinero.
Una cuantas monedas, pocas,
que suenan cuando las tocas,
son unas variadas monedillas
de las llamadas calderillas.
Echo una a ver qué pasa
aunque mi fe es escasa,
se oye una voz profunda
con fuerza tremebunda.
¡Rácano!: tú cómo piensas
que tengas recompensas,
con voluntades tan escasas
en tu propósito fracasas.
Me viene como un alud
pedir tener buena salud,
en cuestión dinerario
me sobre un céntimo diario.
Antonio Reina Moreno 27/07/2024