Ricardo D. Branj

Darse cuenta

Darse cuenta

 

Un día se adivina algo que está allí,

en los almanaques, subrayado

como un presagio íntimo;

y uno deja pasar los días,

pero, allí, siempre una señal

callada entre los números

y los onomásticos,

 

Algo se insinúa, algo está ahí

y cae de la página de los libros

y cae cuando abrimos la heladera

se muestra como una mancha

en los espejos, nos palpa

como funda de las almohadas

 

insinúa que está por venir

y nos avisa y nos mira cada vez

desde los paisajes

desde las películas

desde la borra del café

desde los ojos de los otros

 

Hay veces que es preciso hablar

con la verdad, íntimamente,

cara a cara y sentarse

a los dos lados de la mesa,

uno con uno mismo,

y darse cuenta

 

Sacarse o ponerse los anteojos

mirar desde el espejo de los otros

desnudarse los caprichos

los orgullos

la vanidad

 

Sentarse a los dos lados de la mesa

uno con uno mismo

y saber que uno sabía

que el mundo tal cual se ve

no se le parece

y hacer las paces

y abrazarse

 

y desnudarse

y des nu darse