Fatal sombra que trepas el camino
que va desde mis piernas hasta el cuello;
si logras enredarte en mi cabello
me gritas al oído aciago trino.
Yo voy de lo nefasto a lo divino
tratando de borrar tu negro sello,
y busco entre la luz algún destello
que colme de alegrías a mi sino.
Y vuelve nuevamente tu atropello,
pues quieres ser quien labre mi destino,
mas tú jamás podrás lograr aquello.
Rechazo tu poder cruel y dañino,
pues quiero para mí todo lo bello
y solo ante lo bueno yo me inclino.