Maguey eterno
Dos almas, como espinas, se funden en el maguey,
un abrazo de fuego, bajo el sol de la sequía.
Dos anillos de jade, entrelazados en la fibra,
dos caricias, dos manos, que se buscan en la tierra.
El maguey, testigo mudo de un amor que se teje,
en el baile del viento, en el canto de la noche.
Dos corazones latiendo, como el néctar que se fermenta,
un amor que florece, en la tierra que los alimenta.
En el pecho, de ese amor se perpetúa
un fuego eterno que la vida nunca apaga.
Autor: Antonio Pais