En el jardín de los recuerdos, donde el tiempo se detiene, se entrelazan nuestras almas, como hiedra en la pared.
Tus ojos, espejos de un pasado que no muere, reflejan la nostalgia de un amor que aún se ve.
Como Buesa, en versos de melancolía, te escribo estas líneas con el corazón sincero, y como Gala, en la profundidad de la poesía, te busco en cada sombra, en cada rincón entero.
El viento susurra tu nombre en la noche estrellada, y en cada estrella veo un sueño que no fue.
La luna, testigo de promesas olvidadas,
ilumina el camino que una vez recorrí contigo, fiel.
En este jardín, donde el amor y el olvido se encuentran, las flores marchitas cuentan historias de pasión.
Y aunque el tiempo pase y las hojas caigan lentas, en mi alma siempre habrá un rincón para tu corazón.