¡Ay, corazón!,
Querido mío,
no deseo hacerte soportar más,
descansa tranquilo.
Intento saca de mi cabeza aquello que yace en mi corazón,
este amor puede más que la razón,
lo disfrazo en buenos deseos,
en anhelos y poemas.
Muero por hablarte,
por soñar que me amas todavía,
por saber que te espero con alegría,
cada vez las cosas son más evidentes,
a mí ya no necesitas ser frecuente.
Ya no te lloro,
pero a la vida imploro,
que nuestro sendero cruce sin asombros,
son sólo deseos de este amor desesperado.
No quiero interferir en tu vida, en tu felicidad,
¿Cómo dejo a ti esta fidelidad?,
La misma que cree que algún día regresarás.
Sol.