Ramón Olivares

Estrella

Recuerdo esa tarde en primavera

el arrullo del viento,

la noche estrellada

con el manto del universo.

 

Te vi, lejos y distante,

quise tocarte con mis manos extendidas,

llevarte a un hogar tibio y sereno.

Imaginé tu luz iluminando mi almohada,

yo quiero guardarte como el más intimo secreto,

y así fue.

 

Recuerdo que me pediste

volar y volar,

decías que tu luz iluminaria el universo,

entonces lloré

no querías ser mía.

 

Abrí mi ventana y lancé al viento

tu etérea figura, te posaste

nuevamente en el manto del firmamento.

 

Yo siempre te veo,

me descubres y centelleas más aprisa,

sé que te pediré por las mañanas frías

y por las largas noches un deseo.

 

Sé que me das tu señal

cuando junto a tus hermanas

caen en el mundo,

cumpliendo mil deseos.

 

Siempre he creído en ti,

desde el inicio de mis sueños,

cumpliéndome anhelos,

bailes imaginarios y locos deseos.

 

Gracias querida estrella del firmamento

nunca olvidaré el día en que te conocí,

nunca olvides que creeré en ti

cada día y noche de mí existir

y cuando no me encuentre

en mí mundo terrenal,

seré un hermano más en el firmamento

que caeremos cumpliendo mil deseos.