Llueve,
pero no para las ventanas.
Un ángel pierde agua
entre las alas.
No es para hacer ríos,
no es para hacer lágrimas,
y sin embargo llueve.
Llueve el vacío,
lleno de nada.
Un ángel sigue perdiendo
agua entre las alas.
Su viaje detenido
se está derritiendo
sobre las palabras.
No es para los peces,
no es para los barcos.
Llueve, pero no para las ventanas.
Autor: Sergio Alejandro Cortéz.
Villa Dolores, Córdoba, Argentina.