Porque mis ojos destellan
de lujuria brillo intenso
y son mi manos cinceles
que esculpir quieren tu cuerpo
con tus esquivas miradas
te niegas a mis deseos.
Porque miras de mis labios
sus palpitares tan trémulos
donde se esconden de amor
indescifrables misterios,
reúsas de mis caricias
sus enervantes anhelos
que tienen de poesía
los más lascivos ensueños.
Porque mi pupila observas
que destila los reflejos
de las noches de bohemia
de antiguos sátiros griegos,
tu me rechazas
por falsos credos
que te enseñaron
viejos maestros
de dogmas llenos,
y te impiden que me acerque
a darte mis sentimientos
que irán repletos de estrellas
que bajaré de los cielos.
Porque te han dicho que soy
del demonio su escudero
no quieres ni que te cuente
las penas que llevo dentro,
y me rechazas
por falsos credos
que te enseñaron
viejos maestros
de dogmas llenos,
condenando mi existencia
al mas terrible destierro
que significa la muerte
de mi corazón poético.
Porque te han dicho en la iglesia
que puedes ir al infierno
si tu adorable figura
viene a soñar en mi lecho,
tu me rechazas
por falsos credos
que te enseñaron
viejos maestros
de dogmas llenos,
y me niegas dulce gloria
de convertirme en tu siervo
y gozar entre tus labios
los néctares de tu aliento.
Porque en cada letra pongo
de pasión el sacro fuego
donde se mira candente
la morbidez de mis versos,
tu me rechazas
por falsos credos
que te enseñaron
viejos maestros
de dogmas llenos:
Pero te quiero decir
que pierdes el sortilegio
de vivir de la pasión
sus más divinos excesos.
Autor: Aníbal Rodríguez.