En un impensado juego de soledad y recuerdos
mi vida se enredaba entre el dolor y la nostalgia,
todo se iba pintando de invisibles silencios
los silencios que de pronto anidaban en mi alma.
Fuera de mí y dentro de mí estaba lloviendo
una tristeza que de mi llanto se apoderaba,
mi sombra marginal que veloz se iba corriendo
dejándome más solo con el ayer que me enfrentaba.
En caos y confusión quedaban mis pensamientos
mientras en un reloj el tiempo solo caminaba,
y yo en plena oscuridad, con mis ojos bien abiertos
con mi memoria en vuelo desplegando sus alas.
En un laberinto entre brasas de un infierno
mi corazón se abria para mostrar que no había nada,
y en las heridas lacerantes de mi cuerpo
la cruz de mi muerte estaba allí en el centro clavada...