Por fin el sueño anhelado,
tierra añorada sin conocer,
lugar amado por amarte.
Casas coloridas cómo tu,
Candelaria chispeante
cómo el brillo de tus ojos,
y el bullicio de tu risa.
En busca del embudo,
Galeano me recuerda a ti,
pecado mortal,
placeres de la carne,
me traen aqui.
Y ahí estás con el rubor en tus mejillas
cómo rosa bañada de rocío,
tú mirada alegre,
cuál melodía traviesa
y mi nombre en tus labios
me sonó tan bello como jamás,
tú talle en mis manos,
tú cuerpo pegado a mi
y el olor a ti
hechizo mágico en Bogotá.
Tus labios húmedos
bebiendo alma y cuerpo,
serpiente de pecado original
trenzada en lucha carnal.
Noche de éxtasis total
placeres de la carne,
en el jardín de tu desnudez,
esclavo del vaivén de tu cadera,
de la embestida de mi ser,
el tiempo sin tiempo,
mezclas de sudor,
gemidos sin pudor,
Los placeres de la carne,
saciados con ímpetu y valor,
después la calma
orgasmo final,
tú rostro en mi pecho
y el momento espiritual,
sueño consumado
de los placeres de la carne,
todo va más allá.
Aguila Solitaria
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Imagen tomada de la red