Carlos Justino Caballero

VILLA ALLENDE, ciudad y aldea

Inefable aurora de mi vida

desde aquella glamorosa adolescencia

hasta este ocaso pleno de vida complacida.

Pequeña aldea, ciudad que hoy canta…

Añoranza eterna de recuerdos vivos

de serenatas en lunas y sol esplendoroso

que lanzaron mi alma al descubrimiento

de saberse enamorada.

Atesoro para mí esas vivencias sin olvidos

que traigo a este presente lleno de embelesos,

donde la aldea ya no está, se ha escondido

y sólo persiste en mis entrañas.

No están las serenatas, pero siguen las guitarras

y canciones que brincan en mi alma

que sigue creciendo en el amor y de él vive

aturdida en enjambre de voces y miradas de mi sangre.

¡Oh, Villa Allende, ciudad y aldea que acunaste mi ser,

te canto en humilde homenaje de gratitud y afecto!