D. Méndez

Canto de Pasión

En la penumbra de la noche estrellada,
mi alma arde con fervor divino,
por tus labios, cual rubíes encendidos,
que en mi ser despiertan tormenta y brío.

Tus ojos, ventanas a un fuego eterno,
me consumen en llamas de deseo ardiente,
y en este anhelo que nos entrelaza,
siento el calor de un amor vehemente.

Bajo el manto de la luna plateada,
mi corazón late con ritmo feroz,
pues en ti encuentro la esencia de vida,
mi pasión, mi tormento, mi voz.