Y ASÍ COMIENZA TODO
Al cabo de algunos años
ya no se dan dos edificios iguales
ni aunque hayan sido concebidas
en serie por el mismo constructor
empresario. La personalidad del propietario
final influye luego
en la vida de la vivienda, que, pronto,
adquiere una estructura en parte particular,
incluso una mayor o menor dimensión.
Se desplaza un tabique varios metros,
se abre una segunda puerta
que da al patio. Y así, de este modo
tan sin pausa, paulatino y tan anárquico al mismo tiempo,
se obra el milagro
de que dos pisos idénticos
o dos viviendas gemelas
alcancen características propias,
con un aumento muy claro
de la originalidad, con un tránsito
a menudo imparable hacia lo desconocido.
Y así comienza el despegue
por el que una de las vivienda da a un patio
interior y su gemela, a un extenso extrarradio,
que es una especie de terreno baldío,
tan sin árboles por en medio y tan despoblado,
que da no sé qué recorrerlo.
Gaspar Jover Polo