Edgar Flores

Balsamina

En el ocaso de un jardín olvidado

Entre luces y sombras extraviadas

Una flor de balsámo ha germinado

 

Joya de las horas olvidadas

Con pétalos aterciopelados 

Supe que eran flores agraciadas

 

Desprendía un aroma celestial 

Como suplicando ser amada

Esencia del alma, etérea y material

 

Crece en la fragilidad de la vida

Y enraíza con vehemente ilusión

Como si no supiera de despedidas

 

Delicada y gentil con aquellos que miran

Da un nuevo comienzo a quien lo necesita

Y en sueños dulces sobre amor musita

 

Entre cada palabra yo clamo su cariño

Aquél de besos desgastados que se han perdido

Lágrimas se derraman y ella lo ha sabido

 

Que la belleza es juventud 

Y la pureza, redención

Y la esperanza, inspiración

Y la certeza es un alud

 

De tiempos en bonanza

De dicha efímera 

Y tristeza callada

 

De un corazón que se sostiene

En la promesa de un nuevo amanecer

En la delicadeza que hay en crecer

La certeza de que en el alma hay que creer

 

¡Oh dulce flor sin memoria!

No alejes tu dulce fragancia 

Que tu encanto inspire mi poesía 

Haz florecer mi verso cada día

 

Que tus semillas ya maduras 

No se vayan con el viento 

Y germinen cada una 

En la vastedad de mi cuaderno

 

Guarda entre tus pétalos 

Mis amores más secretos, 

mis deseos y mis anhelos 

Y tu brotes serán mis amuletos