Dentro de mi pecho late un ritmo eterno,
una fuente de vida que me impulsa y me guía.
Es en ese manantial, cálido y tierno,
donde encuentro los colores para pintar mi día.
Con cada latido, mi corazón se exprime,
derramando sobre el lienzo de mi existir
tonos de alegría, tristeza que confirme,
y la pasión que me hace sonreír y sufrir.
Cada pincelada es una emoción vertida,
un trazo que define quién soy y cómo siento.
Mi corazón es el alma de mi vida,
el pincel que da forma a mi propio sentimiento.
Dejo que fluya, sin miedo a equivocarme,
pues sé que cada mancha, cada sombra y color
conforman la obra maestra que ha de marcarme
con la huella indeleble de mi propio valor.
Corazón, mi pincel, mi guía y mi sustento,
pinto mi vida con tus tonos sin cesar.
Eres tú quien le da a mi lienzo el aliento,
eres tú quien me enseña a vivir y a amar!