En cuclillas esperanzado
vierto sobre embudos esa conformidad,
mientras ese saludo cortado
se confunde en un panteón de sueños.
En miradas lúgubres
convences a un fiel despreciador
de bajar guardias y desvanecer,
tu aporte y tu dulzura
doblegan muros de pesadilla
tan ciertamente conllevados,
mientras tu vestido largo y amanecido
deja flores en el camino.
Cruzas ese puente hacia mis aposentos,
logras domar a éste,
mandrágora en armadura,
negro como el viento,
menosprecias su rito asesino
llegando a la puerta más grande.
Ante tí mi castillo,
oh, señora fiel y abrumadora,
ante tí estas espirales de maravillas,
estas torres y estas rencillas,
cuánto tu vestido halagador
espera por cruzarse sobre paredes gríses y desiertas,
convertirlas en el mármol más blanco jamás visto,
y a esas oscuras escaleras en suaves nubes aterciopeladas...
La risa y el galopar ya se escuchan en sucias paredes,
el cambio veloz y conciso revoluciona al pesar, y ese cielo
vacío, lacrimógeno, ya cambia el tono
para ser pizarra y podré dibujarte
en corazón corinto..........