Pilar Luna

CRUZADA: DIOSA DE LOS BOSQUES

Fiesta en el pueblo,

la gente come y sonríe

antes del desahucio,

vapor de espinos,

pero yo quiero ser feliz,

soy mujer que mueve el viento,

una rama desgajada

que sostienen tenues

tus manos osadas de mortal.

Mi cuerpo tiene pocos límites,

cierra cinco segundos los ojos.

Estamos en un valle boscoso y lejano,

y en un sendero lleno de flores

se percibe una fragancia leñosa

que limpia el aire,

hay robles, fresnos y arces,

ya se roza la palabra del bosque.

Ascendemos por la montaña,

viene olor a resina de pinos y abetos

hasta llegar a las nubes,

residencia cristalina

de los dioses griegos,

inaccesible para el humano

se abre para la diosa etérea

de los bosques volátiles.

En mi palacio de cristal

las musas están alborotadas,

nerviosas por el cónclave,

el regalo de bodas del Olimpo

es un Decreto de inmortalidad.