Mis ojos sentados sobre el día,
veían mi cuerpo correr en sus huesos,
los huesos se convertían en vapor,
caía blando y gritaba,
sus palabras abrían el suelo,
el suelo era de pensamientos,
y las palabras sus nubes,
la caída era luz y el fondo oscuridad,
en la luz había poemas escrito con la tinta de las nubes,
esta les quemó hasta cenizas,
las cenizas eran orquestas de aire,
su música gritaba notas de recuerdos coloridos,
recuerdos que se lloraban a sí mismos,
sus lágrimas eran color de sonido,
y caían a mi lado.
La oscuridad más cerca,
enfriaba mis carnes,
un pánico tibio nadaba en ellas.
en el fondo seguí cayendo,
mi cuerpo se deshacía en rocas de piel,
¡oh! ¿que será de mi sin ese cuerpo?
nostalgias nadaban por mis oceanos,
la oscuridad es de estrellas,
estrellas que bailan como llamas,
caen como gotas de lluvia,
se beben unas a otras,
donde florecen rosas sin pétalos,
vuelan pájaros sin alas,
todo baila al son del silencio,
el silencio es polvo en los recuerdos de aquellos rostros,
habitación donde el viento sopla galerías de segundos,
sobre las ausencias de la luz.