El mañana despierta con la melodía de tu llanto, un dulce llamado que me invita a empezar el día. Las horas se llenan de sonrisas dedicadas y miradas de amor. En mi tiempo libre, me sumerjo en la tinta del poema que se esconde en tus ojos, y que anhelo descubrir para admirar tu talento de hacerme feliz.
Y así, mi vida se convierte en una sinfonía de emociones, con tu presencia como melodía principal. Cada día es un nuevo verso, una nueva estrofa, un nuevo poema que se escribe en mi corazón. Tu sonrisa es el sol que ilumina mi camino, tu risa es la brisa que me acaricia el alma.
En tus ojos, descubro un universo de sentimientos, un mar de emociones que quiero explorar y descubrir. Quiero ser el barco que navega en ese mar, que se deja llevar por las olas de tu amor.
Y cuando el día llega a su fin, y el sol se esconde detrás de las montañas, me quedo con la melodía de tu llanto, con la dulzura de tus sonrisas, y con la tinta de tus ojos, que me inspiran a escribir el poema más hermoso de mi vida: el poema de nuestro amor.