En mi mente están miles de escenarios donde nos podemos encontrar.
Veo pasar a muchas personas pero ninguna se siente para mí.
No tiene ningún sentido buscar lo que dicen que está frente a mí.
Mientras tanto, imagino cómo será el poder tocar tu rostro y sentir el calor de tus brazos.
Mientras tanto, imagino la melodía que tendrá tu voz y el color de tus ojos.
Mientras tanto, me doy cuenta que no puedo tener una imagen clara de ti en mi mente y que debo de dejar de pensar en ti.
De repente, el cielo comenzó a llorar junto conmigo haciendo honor a la triste canción que se oye afuera de una cafetería al otro lado de la calle.
La hora en mi pequeño reloj indica que es hora de marcharse y el sol ocultándose me lo confirma.
Mi pequeño gran amor, espero por ti todos los días y al escribirte esta carta espero que camines con prisa hacia mí.
Haré que esta desesperación escrita llegue a los confines de la tierra para que se sepa que deseo vivir en esta vida ese ansiado amor que nos espera.
Tomo el camino más largo hacia casa, busco aclarar mi mente y despejar esos escenarios que no hacen más que querer reproducir la música más romántica y melancólica.
Otro día más, mañana seguiré escribiendo y pensando en ti.
Hasta que nos encontremos.
A mi amor.