Besé sus ojos y bebí sus lágrimas
hasta que su pecho cesó de inflarse.
Dentro de mis brazos,
respiraba como una niña
aprisionada por congojas.
Tomé su sufrimiento,
lo vertí en mis poros
y me fui mientras ella
se hundía en el ojo
de agua de su sueño.
HuGóS | 8-11-2024 | 11:55 p.m.