Dama de noche, mi flor,
que engendras en tus entrañas
el perfume del amor,
y lo guardas en tu alma.
Y cuando se esconde el sol,
por la noche y hasta el alba,
nos inundas de pasión
con tu perfume de dama.
Abrazas mi corazón
con esa paz tan callada
y escucho hasta tu voz,
que me arrastra y que me llama.
Dama de noche, mi flor,
escóndeme entre tus sábanas,
en tus pistilos que son
las más mullidas almohadas,
donde te cante al son
de mis rimas no escuchadas.