FIN DE FIESTA
Dentro del gran salón comedor,
la temperatura era alta, y agobiaba un poco,
pero, al salir,
notamos que la tarde se había vuelto fresca
hacia el final, y rosada, que,
poco antes de que el astro sol empezara a ponerse
por allá, por los altos del Tibidabo,
la tarde se había puesto fresquita,
y un vientecillo cargado de brisa marina
empujaba, empujaba, como final imprevisto,
las hojas y gran parte de las ramas
de la arboleda urbana, y que todos los invitados
nos estábamos perdiendo el momento
al permanecer dentro del local
en que se había celebrado la boda.
Gaspar Jover Polo