a la palabrería de los perros
-embobinando mis sentidos-
-y desde el punto más ahumado
de la noche-
acudí a mucha prisa
(con la urgencia
del amante-disonante)
con la astucia del mejor poeta de la tarde
que se siente un sherlock holmes de los
imaginarios
resarciendo entre los muchos llamados
toda su obra maestra