El pasto de los campos
y el bosque centenario que nos deja,
todo ardió sin control,
es el fuego que al bosque lo condena.
Rastrojos, malas hierbas, viejos troncos,
el fuego se aprovecha,
puñalada mortal que deja muerte
y un tanto de tristeza.
Ni pájaros quedaron,
la vida en este infierno nada cuenta,
ni árboles en otoño
ni la verde y bonita primavera.
Lugareños que sienten la derrota
con el bosque tan cerca,
lágrimas de impotencia van surgiendo
de tanto que lamentan.