DÍAS CADUCOS, EXÁNIMES, ESCARCHAN, CUAL ROCÍO, LOS SUELOS.
Cáscara a cáscara, un niño, insomne, los colecciona.
Quisiera, siquiera, recogerlos todos.
Pero tantos son, tantos.
¡Y tan pequeñas sus manos!
Distraídamente, empieza a bostezar.
Distraídamente, ruedan sus sueños, párpado abajo.
De pronto, el niño, más que dormirse, anochece,
y su cuerpo, rendido, se vuelve, sobre el suelo, otra cáscara más.
La otra luna de la cara (2024)