La tranquiliadad indunda mi alma,
palabras sabias desde la isla,
cuando uno ama, no desespera,
siempre lucha, con el silencio y la calma,
esperando el momento en que se abra,
el corazón de mi amada,
cuando su tibieza se convierta
en una entrega sin reserva,
cuando entren en comunión las almas
de dos seres que viven,
siempre en mente, corazón y alma.