Al hijo de Granada
.
Un agosto en el cenit
brilló la luna gitana,
sus colores opalinos
palidecieron el alba.
.
En la noche del terror,
el frío, el temor, el drama
quisieron cegar la voz
y eliminar la esperanza,
de aquella pluma valiente
que hacía volar el alma.
.
Cuando los lánguidos rayos
marcaban la madrugada
aparecieron las hienas
con sus afinadas armas;
las calles fueron testigos
de su indigna caravana.
.
En Viznar sollozó el día
cubierto de rosas grana
se escuchó un célico canto
fue la melodía sacra
que inmortalizó al poeta
ilustre hijo de Granada.