Allá en la niñez, cuando el mundo era puro,
inocente y sencillo, sin sombras ni engaños,
nació en mi corazón, cual brote maduro,
un sentimiento nuevo, ajeno a los años.
Sus ojos, dos estrellas, me cautivaron,
su risa, cual cristal, me hizo estremecer.
mis días, desde entonces, se iluminaron,
pues solo en su presencia pude florecer.
Aquel primer amor, puro y sincero,
Llenaba mis sueños, guiaba mis pasos.
cada momento junto era un sendero
que me acercaba al cielo, sin miedos ni obstáculos.
Mas pronto, la realidad, cruel e implacable,
vino a romper el hechizo, a empañar la ilusión.
el tiempo, inexorable, lo hizo inalcanzable,
dejando en mi pecho una herida, una lección.
Hoy, añoro aquel tiempo, tan bello y liviano,
cuando el primer amor me brindó su esplendor.
aquel primer gran beso, aquel roce temprano,
que abrió mi alma al mágico poder del amor!