El Corbán

PERDÓNAME HIJO

Te pido perdón, hijo mío, con el alma dolida,

Por cada instante en que la paciencia fue perdida,

Por las veces que, en mi furia, tu sonrisa vi extinguida,

Y en mi intento de guiarte, tu alegría, fue herida.

 

Lamento los momentos en que la disciplina fue dura,

Cuando mis palabras fueron más pesadas que una armadura,

Exageré, lo sé, y tu corazón lo sintió con premura,

Pero es que, en mi amor, efímeramente, la razón se tornó oscura.

 

Es una forma extraña de amarte, lo sé bien,

Mi cariño se enreda en un severo vaivén,

Quiero que seas fuerte, que enfrentes el desdén,

Pero en mi rigidez, olvidé ser tu sostén.

 

Perdóname, hijo, por cada lágrima callada,

Por cada momento en que tu luz fue apagada,

Te amo, eres mi vida, aunque mi forma sea errada,

Y en este poema, mi pena sea develada.