Cometiste un error, vos no sós un error.
Te equivocaste, no sós una equivocación.
Tu cúmulo de desaciertos no te definen.
No sós un lapsus, sino historia completa.
Lo pensaste o fue simple curiosidad,
el sabor amargo de las consecuencias
una por una carísimo ya las pagaste.
¡Basta, no más excusas ni lamentos!
Que si no es posible borrar el pasado,
un capítulo nuevo se puede escribir
para completar la obra de tu historia
con los versos de las decisiones
en el escenario de este mundo
mientras viajamos paso a paso
en esta aventura que se llama vida.
Si pones atención y te quejas menos,
es el itinerario normal para alcanzar
esa cumbre: tu plenitud y esplendor,
el hálito, la imagen y semejanza original,
que en ti imprimió tu Creador y Formador.
Aquí nadie es culpable, es el proceso.
No es casualidad, fatalismo, destino,
suerte, castigo o karma como rezan
las mentes infantiles de los indecisos,
es el precio y riesgo de los que intentan,
que se atreven a mirar hacia el horizonte,
de los rebeldes que no se conforman,
que optaron por vivir y no solo existir.
En este mundo se equivocan y desaciertan
los que toman en serio la vida en sus manos;
deciden, van, lo hacen, aprenden y enseñan.
Los demás solo son parásitos de la sociedad
que les sobra lengua, y les faltan neuronas.
Sigue construyendo, alma valiente,
deja la culpa y el remordimiento,
sentido común y más atención,
solo está permitido detenerse
si es para tomar impulso
y una cerveza bien fría.