Omar Alejandro Flores

Retazo en azul

A priori el calor se tornaba

despacito a mis pies,

como venido a menos.

Como si ensanchara la

nostalgia pastoriza,

de los gerundios, que

abandonó otro día la poeta

mayor.

Pero vestía el cielo una

mañana de octubre

y no era frío ni el silencio tuyo,

ni los estrepitosos

ruidos

del diccionario a mi

costado.

En Santiago se atendía -con

buenos ojos- 

el arribo de los colores a una

vanguardia predestinada

desde

la

primavera enhiesta en su

decoro,

la

rosa más azulada

y el final de la grisácea...

soledad.