A VECES
La lluvia se ha vuelto
tan difícil de ver,
que solo en los días muy señalados
se desplazan las nubes precursoras
de la tromba de agua sobre la tierra,
que cobra, de inmediato, un aspecto plomizo,
y anhelante a la vez.
Y receptivo de las cuatro gotas de lluvia
que finalmente se desploman desde lo alto
como si, a desgana, las hubieran soltado,
antes de que disminuya
la oscura intensidad hacia poniente
y el rayo de sol se abra paso, de nuevo,
con descorazonadora rapidez.
Gaspar Jover Polo