Se avivan mis deseos
en un instante eterno,
cuando surgen los besos,
lujuria del averno.
No existe otro brebaje
que se iguale al deseo,
es ese mi lenguaje
no es el de un fariseo.
Por mis poros, transpiro,
amor que llega al cielo,
lo advierto si te miro
y acaricio tu pelo.
Deseo poseerte
abrazarme a tu cuerpo,
quisiera someterte
hasta quedarme muerto.
Confieso soy culpable
de todos tus desvelos
más, lo que si es indudable
es que ambos nos queremos.
Classman