Sangro Hielo Rojo,
me Desangro en Cielos Infundados,
Escondida en el Desolado
Rincón de mis Ayeres.
En los Mares y Océanos
Tumultuosos de la Muerte.
En Relojes y Música de Violines Apagados.
En la Oscuridad Torva y Negra,
De mis Horas sin Mañanas.
Una luz Titila, se Desvanece
En el Deseo Ímprobo
de Ser Agua Seca,
Del Inasible y Alto Muro de la Vida.
En el Vaivén Entreabierto
Y las Mudas Palabras que se Cierran.
En la Bruma de la Lluvia que me Ahoga.
En las Ciénagas de los Años Perdidos
En donde mis Dioses han Muerto
En la Furia sin Mella, Contenida.
Mi Sangre Oscura se Estremece
Corre Indómita y Desbocada
En Compases Resonantes al Oído,
En aquella Parábola de Heráclito
Recitada mil Veces por mi Padre.
Ultrajada Ruina.
Porvenir de Polvo Cansado
Es el Flujo Deshojado
y el Augurio
Intervalo Fugitivo de las Sombras
que me Desangra
por las Noches
Sin Voz.
Sin Eco.
Sin Portones al Olvido que Cerrar.
Soledad Aplastante.
Belleza de la Muerte
Densa y Malherida.
Belleza de la Muerte
Sin Tiempo y sin Rostro.
Belleza Sangrante y Anhelada
Y el No Ser.
El Último, Viejo, Esquivo
Y Postrer Ahogo
Que Desmaya entre Vaivenes
El Brusco Viento que me Ahoga.
(Patricia)