Me dormi pensando
en nuestro amor extraño.
Me repetia a mí mismo:
Mejor no pensarlo.
El calendario de la cocina
estaba repleto
de huecos de ausencia.
Me desperté
y como quien huye
tras un crimen
tu ya te habias ido.
Mi vida era un crater
de lava incandescente.
Me dispuse
para no perder
el tren
que me llevaba a tí.
Llevaba tiempo detenido
en una estacion en ruinas.
Como polizón me colé
por una ventanilla.
Otro comportamiento más,
nada ejemplar.
Anonimo.
Sin ser visto.
Sin ruido.
En plena noche
y tras un invierno frio
sono un silbido prolongado,
indicando la salida.
Mientras circulaba
yo tocaba
el acordeon de mi alma.
Preparándome
para el baile del encuentro.