Me dañaron sin querer
las palabras que decían,
tanto hablaron a escondidas
que a escondidas, me enteré.
Tanto de mi, murmuraban
esas lenguas viperinas,
que el veneno las mataba
cada vez que se mordían.
Me dañaron por hablar
por creer que lo sabían
y tuvieron que callar.
Conocieron la verdad
hacia mi, con sus mentiras
y su afán de criticar.