Rodando por aquellas calles.
me iluminan los rayos lunares,
inducen en mi sus plateados tonos,
cortas y efímeras realidades.
A la distancia veo multitudes,
es noche de fiesta, noche de bailes,
cuando acelero para llegar al evento,
furioso me abraza el sombrío asfalto.
Los jubilosos instrumentos me levantan,
de milagro he llegado, no tengo dolor,
pero tampoco hay tacto, tristeza ni amor,
es con mi corazón vano que como, bebo y canto.
Cual luz en tinieblas, siento un fuerte punzar.
¿Duele o alivia? ¿Me ataca o me consuela?
No veo respuestas, solo un bello carmesí brillar,
que con glamor revela unos hombros de piel canela.
En mi mente las ideas colapsan,
en mi pecho el latir regresa,
de mi boca las palabras se empiezan a esfumar,
Y la única verdad se vuelve invitarte a bailar
Tus pasos y tu cadera son variables,
más tus ojos y tu sonrisa permanecen constantes,
quisiera saber que hay en tu vida y tu mente,
pero tus dulces labios se guardan inertes.
Después de esa noche fue que entendí:
Si me hablas, tendré algo que contarte.
Si no me hablas, no hay nada que decirte.