ubik

SARMIENTO

Si  el brote tuviera

el olfato

de la madera 

para detectar tsunamis,

 

los bebé soles 

amarían las tetas café

que bombean 

primicias siderales 

en las siestas de Capadocia,

 

labios del sol

abanderan 

la reconquista de tu boca,

 

recostado de vermú 

puedo convertirme  en pulpo

como animal de conciencia,

 

 

quitasoles como antifaz 

de las tinieblas,

dados de hielo

con la suerte del seis entumecida,

 

doblo la apuesta 

de los sueños 

por contagiarme 

con un ápice de la otra vigilia 

aquella que nos simula 

cada día 

desde el enjambre 

de la flor hambrienta 

con su color acelerado

de caballos de bebedizo licor 

hasta el espejo

que adquiere su salto furtivo

de la contemplación sin tregua 

de quien se traga,

 

las espaldas del silencio

son evocadoras 

de las cimas más singulares 

por la luz 

de un corazón desolado,

 

algo es algo

si estamos comiendo nieve 

como salario poético,

 

robar los rostros 

de la belleza,

es oficio de ilustres ladrones 

 

aunque ganar a las máscaras 

no es vencer al paisaje,

 

la realidad es moneda de monjes,

 

me tengo 

para ser pasto del fuego.