Gonci

Poeta callejero

Soy poeta, la calle, mi escuela.

Me embriaga el vino y

la mirada de una mujer.

Adoro a mi compañera fiel;

La gente obrera, con sus manos curtidas, me inspira;

Y saber que ella, cada día me espera.

 

Me gusta tumbarme panza arriba,

en la noche estrellada, inmensa y fría,

contar una a una las estrellas,

hasta que el alba despierte la alegría.

 

Me gustan las flores como sonrisas de la tierra,

y los ruiseñores, que cantan a la primavera;

las gaviotas libres, surcando el mar,

y el cielo, lienzo donde mis sueños

 flotan sin parar.

 

Me gusta perderme en la naturaleza,

sentir el viento en mi rostro, la libertad.

Ir a mi ritmo, sin prisas ni ataduras,

lejos del ruido, de la ciudad.

Que no me encadenen, que me dejen volar,

Como un pájaro libre, sin lugar.

 

Soy poeta y la calle, mi escuela,

un observador anónimo, sentado en el bordillo

fumando un cigarrillo y viendo a la gente, pasar.

Cada rostro una historia,

un mundo en sí mismo.

 

Niños que corren, ancianos que pasean,

Amantes que se abrazan, sin nada que temer.

 La vida es el espejo, donde se refleja mi alma,

en cualquier rincón del mundo,

donde aprendo a amar.

 

Soy poeta y la calle, mi musa más fiel.

 

Gonci