Si el amor vale la pena,
amarte me arrastró a la depresión,
porque tenías ojos para todas,
y conmigo se te nublaba la visión.
Para ti todas eran preciosas,
y yo me sentía una aberración.
Cada vez que te recuerdo
me duele el corazón
de vergüenza y repulsión,
al haber amado
a un imbécil bufón.
Un arquitecto moderno,
que construye palacios de barro
y mierda que le tira
su rubia lozana,
más fresca que lozana,
a la que no le hace falta
ni enseñar las bragas
para tener a este pagafantas
escondido bajo su falda.
Una falda que cualquiera levanta,
y él, tonto, no puede ni tocarla,
porque arrodillado,
como un ferviente creyente,
la sostiene encima de su espalda,
mientras ella se enzarza
con cualquiera que pasa.