Caminaba el tiempo
Sin contar soles ni lunas.
La tierra era blanda
Y simple y tan buena.
Como en un dulce cuento
Mi vida pequeña vivía,
En castillos de arena
Contada con agua
Y mecida con vientos.
Mis ojos abiertos decían
Historias famosas
De princesas y hadas,
Sin jamases ni nuncas
Sin muros de piedra.
Los buenos ganaban.
Una vieja muñeca gastada
Mi amiga única, bien abrazada.
Y protegida en una silla-hamaca
Entre gruesos brazos
Que me cobijaban.
Y un triciclo grandote y viajero,
Y un patio ancho, rojo, soleado,
Y un eterno, seguro sosiego,
Y un poema semilla no escrito,
Susurrado, latente en el alma,
Y que hoy florecido mil veces
Anudado en viejas raíces,
¡Brota ardiente en el cuerpo y la sangre!
Oh! Niñez, hermosa, inocente,
Dónde estás pedacito de tiempo perfecto?
¿Dónde están los castillos, los siempres,
Los duendes, las princesas, las hadas?
Sola,
Muy sola,
en una silla-hamaca
Pienso,
Con la mirada algo nublada.
(Patricia)