¿Cómo apaciguar
la incesante sangre?
¿Dónde encontrarte?
Tú que eres quién
causa vorágine en los corazones
de los hombres de la avenida.
Tú que domesticaste
la bestia ansiosa de colmillos agudos,
Tú que luces
un vestido
que mide las miradas increíbles.
Tú que moldeas el amor
con la sutileza suprema de tus manos,
brindas la plasticidad de ser.
Me armo de valor,
el del fuego,
para contemplar
que acaparas el oxígeno.
Dime,
¿Tú no tienes otro
beso para mí?