Toda tristeza es un cactus
agitando espinas en el alma;
entre la penumbra del desierto quiebra
los días de alquiler, prestados mientras soñamos.
Toda tristeza es un rumbo perdido
anclado entre el alba y tu ayer
como un barco, ocaso y tropiezo,
iceberg, Titanic, todo al revés…
La tibieza ya no es aquel sol
ni mecen calores el alabastro de tu piel.
Nefertiti de encrucijada sensual:
toda alabastro fue tu piel.
Te presiento en la oscuridad
que mana de las protuberantes olas
y sigue un camino de espinas
entre la noche y el amanecer.
Sin una tibieza, sin un gozo.
Así me siento,
mientras añoro
tu perdida piel…