Unos tras otros los días se restan
de la suma de lo pasajero;
del producto de lo duradero
y los días bellos que nos gustan.
Pasan los días lentos y pesados,
cíclicos , periódicos con altibajos;
caminan por caminos sin atajo
sin salida clara y estancados.
Pasa el tiempo por el alma vieja,
mira el reloj de sol del ocaso,
jóvenes inmunes no hacen caso
del giro continuo que les espera.
Se gastan unas tras otras las noches,
sin sentir el efecto cansino,
el nómada ágil y peregrino
que orondo camina sin reproche.