No hallarás jamás la gloria perdida,
Tu egoísmo será tu fiel condena,
Vanidad en la que te sientes llena,
Reflejo roto de una vida herida.
Te enredas en tu propia telaraña,
Narcisismo que te deja atrapada,
Te acercas al abismo, destrozada,
Sufres en el engaño, tu única artimaña.
Tu voz es cuchillo, serpiente fría,
Canto vacío que sólo acorralas,
Mas tu espíritu yace sin pureza.
Como Ícaro, volarás con fiereza,
Hasta que el sol queme tus alas,
Y caigas sin fin en la oscura vía.