Una prostituta en movimiento
me preguntó de dónde venían mis pies,
resucitando visiones de mis manos infantiles,
creciendo en un pozo de alquitrán
como plantas artificiales de algodón.
Granada se vestía con ropa de domingo
por la mañana, estimulada
por el aroma de heliotropos
y películas frescas de Hollywood.
Hecha con lápiz labial rojo,
su boca se abrió gloriosamente
como una desfile de circo
ante los ojos sorprendidos
de la niñez cuando llega su fin.
HuGóS | 8-16-2024 | 9:26 p.m.