Dicen que el amor es dulce,
como la miel en primavera,
más el tuyo, mi compañera,
es a veces ácido y nunca luce.
Tus besos, promesas de calma,
son tormentas en mis mares,
y aunque digas que no hay pares,
yo prefiero tu inquieta alma.
Es que amar, dicen, es locura,
una llama que nunca se apaga,
pero contigo, amada maga,
es un juego de pura tortura.
Te juro que te adoro, de veras,
con la fuerza de un tifón,
pero a veces, en mi rincón,
me pierdo en mil quimeras.
Amor mío, flor del indomable huerto,
si el amor es así de confuso,
mejor dame un rincón obtuso,
y allí estaré, entre vivo y muerto.